Finalmente, me siento feliz de escribir este capítulo en mis crónicas. Aunque redacto estas líneas varios meses después de completar este encargo —una portada para el CD de la banda KILDOZER , de Olavarría—, la satisfacción de revivir esta experiencia sigue intacta. El tiempo y los proyectos me mantuvieron demasiado ocupado como para mantener mi sitio web al día, pero hoy toca dejar registrado este fragmento de mi historia creativa.
El inicio: una conexión inesperada
Curiosamente, el contacto con la banda es casi más interesante que el proyecto en sí. Todo comenzó en 2022, durante un evento llamado Experiencia 18 , donde participó realizando una pintada en vivo. Al finalizar la jornada, quedamos un poco varados en la noche olavarriense. Fue entonces cuando unos amigos de Azul nos invitaron a quedarnos en casa de un amigo suyo, y allí conocí a Patricio Real , bajista de KILDOZER. Entre cervezas y charlas animadas, nos regaló stickers de la banda, un gesto que en ese momento no imaginé sería el inicio de esta colaboración.
Después de aquella noche, la historia quedó en pausa... hasta el 8 de julio de 2023 , en el festival Sesiones Oscuras , organizado por mi amigo Enano Elías en Azul. Allí, entre música y reencuentros, volvimos a cruzarnos con Patricio. Al principio no nos reconocíamos del todo (gracias al “factor alcohol” de aquella noche), pero al ver nuevamente los stickers de la banda, las piezas encajaron. Esta vez, nuestra conexión fue diferente, y después de observar mi dibujo digital en vivo, Patricio me contactó días después para encargarme la portada de su próximo álbum.
El proceso creativo
Las charlas para definir el proyecto fueron rápidas y claras. A los chicos de KILDOZER les encantaba mi estilo: oscuro, pero con un toque vibrante. Me enviaron los temas del álbum para inspirarme, y en una semana tenía listo el boceto. Tenía claro que debía incluir la máquina que define a la banda, pero mi intención era darle vida, representándola como un símbolo de una maquinaria opresiva en un futuro distópico, donde la antihumanidad cobra protagonismo.
El resultado fue un diseño cargado de detalles, con una paleta de colores pensada para hacerlo lo más atractivo posible. Decidí integrar el logo de manera discreta dentro de la ilustración, priorizando que la portada pudiera sobresalir como una obra de arte en sí misma, más allá de lo comercial. Como fanático del diseño en este mercado visual, aprecio cuando una portada tiene el potencial de convertirse en una pieza decorativa más allá del álbum que representa.
Reflexión final
Cuando recibí la confirmación de que les había encantado el resultado, sentí una inmensa satisfacción. Este proyecto me recordó que, con tiempo y paciencia, puedo llevar cualquier ilustración al siguiente nivel. Fue un ejercicio de confianza en mis capacidades y un paso más en mi evolución como artista.
Abajo pueden ver el resultado final de la portada. Agradezco a KILDOZER por confiar en mí ya todos los que han seguido mi camino artístico. ¡Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté crearlo!
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