En esta fecha tengo un recuerdo especial, no solo porque fue mi primera vez participando en un encuentro de muralistas, sino porque en ese momento no estaba atravesando el mejor momento de mi vida, y esta experiencia fue un gran alivio, un momento increíble compartido con grandes personas que apenas conocía o no lo hacía en absoluto.
Rorro, un gran muralista de Saladillo, después de participar en el 5to Pueblo Fantasma, me comentó que tenía pensado realizar el 3er Encuentro de Muralismo en su ciudad y que había un lugar para mí. En la primera edición también participé, pero en un evento a modo de festejo que se realizó durante los días del encuentro realizando una pintura digital en vivo. Para el segundo, no pude estar por incompatibilidad de fechas, pero finalmente, en el tercero, se me dio la oportunidad… ¡y qué felicidad haber participado, Dios!
Normalmente, suelo participar con bandas o en ferias, no conozco a muchas personas que viajen y pinten, y en esta ocasión, éramos todos los artistas visuales, cada cual más personaje que el otro. Aprendí mucho viendo a los demás trabajar e hice varios amigos con los que, hasta el día de hoy, sigo en contacto porque planeo invitarlos en algún momento al pueblo fantasma.
Ni hablar del buen recibimiento que tuvimos de parte del grupo organizador Cartografía Contracultural, en el cual Rorro está involucrado. Se aseguraron de que tuviéramos comida, hospedaje y pintura, además de que la comunidad saladillense también apoyó, llevándonos cajones con fruta y bizcochos para las tardes. ¡Un placer pintar así!
El grupo estaba realmente unido y se podía sentir un clima de compañerismo muy fuerte. A mí me tocó formar parte de un equipo que compartía una misma pared, junto con “enry_queiz”, “lamagasaba” y “tamara.sool” de quienes me llevo muchísimos recuerdos de risas y sacrificios compartidos. Pintar un mural es una tarea agotadora, más aún con las altas temperaturas que tuvimos ese fin de semana, pero al final del día nos juntábamos a cenar, compartimos anécdotas y después terminamos con unas cervezas y unos partidos de tejo, gracias a que el Club de Tejo de Saladillo nos prestó sus instalaciones para usarlas como base.
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