viernes, 4 de octubre de 2024

LA VUELTA DE PUEBLO FANTASMA!

 



Y hablando de artistas, cuántos que he visto este año: músicos, pintores, ilustradores, escritores, cineastas, poetas, actores y actrices, bailarines, fotógrafos y cocineros, y algunos que son todo eso en uno. Este año sí que me dediqué a viajar mucho, a diferencia del 2022 por razones obvias, y a reencontrarme con mis antiguos amigos de las ciudades vecinas. Ver en qué andaban y que todos tuvieran un proyecto interesante para contar alimentaba mis ganas de seguir en esta linda profesión. También me reencontré con artistas nuevos que no conocía, pero al hablar, se sentía como si ya lo hubiéramos hecho antes.



Tantas personas increíbles y trabajos de una profundidad incalculable en un sector tan ignorado de la sociedad, y no tanto también. En sí, los círculos que frecuento son más de "sangre caliente", de armar movimientos al mejor estilo guerrilla: tocadas y exposiciones en plazas, galpones, casas de alguien o en cualquier lugar. Solo se necesita juntarse y que cada quien baile, cante, se exprese, dibuje, pinte o haga lo que tenga que hacer. A diferencia de una galería o teatro donde cada quien se centra en su disciplina, en estas movidas —como las hemos bautizado entre todos, como si fuera un acuerdo tácito— uno puede encontrar una amalgama de disciplinas que conviven en armonía.



Es un micromundo de personajes y situaciones llamativas y misteriosas, donde en sus performances se derrama tanto la birra como las lágrimas, para que al final solo queden risas. Así estuve escapando de Alvear durante todo este tiempo, viviendo aventuras que sé que nunca olvidaré y que jamás se repetirán, pero que me ayudaron mucho a desarrollarme como artista e incluso sentimentalmente. Mientras tanto, Alvear juntaba polvo en los estantes debido a la pandemia. Todos en General Alvear tuvimos que renunciar a todo esto. A muchos sectores de la cultura les costó volver: vi centros culturales cerrarse y no volver a abrir, espacios que ya no se usan. Y Alvear fue de los lugares que más le costó.



Para cuando la movida ya se había restablecido, me dediqué a viajar todo el año, como mencioné antes, descuidando completamente la movida alvearense. Y no es por ser egocéntrico, pero antes de la pandemia, yo era el único que gestionaba un evento cada seis meses en Alvear, solo para traer un poco de la tan querida movida al pueblo, conectar a la comunidad artística y sacarla de su letargo. Porque la verdad es que yo no viajo desde el año pasado a dedo, sino que lo he venido haciendo unas 7 u 8 veces al año, cruzando rutas. Cada año se me hace un poco más complicado, pero sigo haciéndolo.



Aun así, siento que al menos este año que entra debería tomarme un descanso y quedarme un tiempo en Alvear. Pero una cosa era segura: si yo me quedaba en mi ciudad natal, la movida tendría que venir a verme. Así que, mediante charlas improvisadas con mis amigos, esos sentimientos y palabras fueron tomando más fuerza hasta que decidí poner en marcha un plan simple, pero que no podía fallar. Da la casualidad que en mi casa tengo un galpón sin uso, ya que no tengo automóvil. No tenía instalación eléctrica y contaba con algunos defectos, pero era perfecto para lo que tenía en mente: la vuelta del Pueblo Fantasma.

Esta vez, el galpón sería el anfitrión. Aunque esa idea siempre estuvo en mi mente desde el día en que me mudé, nunca logré desarrollarla por falta de tiempo y necesidad. Pero ahora la situación era diferente. Estaba decidido. Lo primero que tenía que solucionar era que el exterior del galpón era de tierra blanda, que no duraría mucho con el tránsito de personas. Así que ideamos construir una vereda. Como si fuera obra del destino, el municipio de Alvear empezó una obra pública en la plaza principal y vi mi oportunidad. Después de un par de llamados, me dieron el visto bueno para tomar cuantas baldosas quisiera.



Con mis incansables amigos, comenzamos día tras día a recoger baldosas, cavar, traer tierra e instalar las baldosas a comienzos del invierno, con la meta de que en primavera pudiéramos empezar la nueva serie de eventos del Pueblo Fantasma. El trabajo era agotador: me levantaba, comía algo, trabajaba en el patio hasta las 7 u 8, luego me bañaba, cenaba y me iba a mi trabajo normal de 22 a 06 de la mañana. Durante ese horario aprovechaba para trabajar en los proyectos digitales de mis clientes y comunicarles a los artistas que pronto se abriría un nuevo espacio en Alvear.




Tras meses de trabajo, logramos terminar la vereda, y el ritmo se volvió más tranquilo. Finalmente, llegó el gran día: la inauguración del espacio con amigos de años, artistas de Azul, Saladillo y Tapalqué. Fue uno de los mejores eventos que he realizado en mi vida. Todo salió de maravilla, incluso el clima estaba de nuestro lado. El 15 de diciembre fue una noche calurosa y agradable, mientras que el 14 y 16 hubo tormentas. Los músicos, los pintores, los que vinieron a ayudar: todos hicieron que fuera una noche memorable.











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